1. Te sientes constamente intranquilo.
Literalmente nunca puedes permanecer en calma.
2. Tu ansiedad causa dolor físico e incomodidad extrema.
Puede que esté en tu cabeza, pero la ansiedad afecta tu cuerpo de muchas maneras. La tensión en tu pecho y hombros, el estómago revuelto, la sensación de estar incómodo en tu propia piel…
3. En su peor punto se convierte en un ataque de pánico a toda regla.
Estás ocupándote de tos cosas, resolviendo tus diligencias, y BAM. Tu ansiedad te dice “¡¿Me recuerdas?! JAJAJAJAJA” porque es una idiota.
4. Tu mente está en una carrera constante.
Si tu cerebro fuera un caballo ganaría TODAS las carreras, nunca se detiene.
5. Y siempre duda de ti mismo.
¿Debí decir eso? ¿Hacer eso? ¿PENSAR ESO?
6. Cuestionas TODAS LAS COSAS.
Literalmente cada persona, pasión, interés, odio, amor, animal, objeto, actividad… si existe, te preocupa lo que puede significar.
7. No naciste con la habilidad de apagar tu cerebro.
Tu cerebro solo corre, analiza de más y piensa de más todo el tiempo.
8. ¿Quieres ver una película graciosa? NOPE.
Lo lamento, tu cerebro decidió que debes preocuparte sobre cosas como si estás destinado a estar siempre solo.
9. ¿Quieres acostarte un rato? NOPE.
¿PERO QUÉ ESTABAS PENSANDO? Es la hora cuando tu cerebro se divierte más molestándote.
10. ¿Tienes una conversación interesante con un amigo? NOPE.
¡Ups! Tu cerebro prefiere mostrarte algo embarazoso que pasó hace diez años y hacerte olvidar que ibas a formar una oración coherente.
11. La ansiedad te da ansiedad.
Todo puede dispararlo, así que pasas tu vida en un estado de alerta contra los ataques de ansiedad. Por desgracia, esto significa que pasas mucho tiempo sintiendo ansiedad por estar ansioso.
12. Nunca estás realmente ~en el momento~.
Es difícil apreciar el presente de la vida cuando siempre estás pensando en cosas que pasaron o podrían pasar.
13. Intentar tomar una decisión es un acto de puro dolor.
¿Y SI TOMO LA DECISIÓN EQUIVOCADA?
14. Y cuando logras tomar una decisión, de inmediato te preguntas si es la adecuada.
No sé nada, nunca. Déjenme en paz.
15. Te toma todo el día hacer algo porque estás perdido en tu propia mente.
También tienes que verificar tres o más veces si cerraste la puerte, desconectaste la plancha y le dejaste comida al perro.
16. Estás exhausto. Todo. El. Tiempo.
Físicamente, mentalmente, emocionalmente. La ansiedad no da tregua.
17. A veces te encuentras en la extraña situación de no poder confiar en tu propia mente.
18. Luego te encuentras con el difícil prospecto de intentar combatir tu ansiedad justamente con lo que la causa.
¡Hola, cerebro! ¡Nos encontramos de nuevo!
19. La gente con buenas intenciones trata de ayudar, pero solo empeoran las cosas.
Sí, ya sé que me estoy preocupando por algo que no vale la pena, pero saberlo no me hace preocuparme menos.
20. La gente que NO tiene buenas intenciones lo hace mucho peor.
No, no soy egoísta ni perezoso. Gracias, es solo que tengo un severo caso de ansiedad.
21. Te preocupa mucho ser una carga para las personas que quieres.
A veces tú mismo no te soportas, ¿Cómo te va a soportar alguien más?
(Solo es tu cerebro jugando contigo de nuevo.)
(Solo es tu cerebro jugando contigo de nuevo.)
22. No quieres más nada que no sea dejar de preocuparte, pero literalmente no puedes hacerlo.
¿No hay un interruptor de la preocupación en alguna parte?
23. Sabes que hay cosas que podrían ayudarte a luchar con la ansiedad, pero te da ansiedad probarlas
¿Meditación? Mi cerebro es muy ruidoso y no tengo nada que me distraiga de eso. ¿Ejercicio? Todos me van a ver y me van a juzgar. Arrrrgghhhaahgahahgah
24. Finalmente, tienes el alivio de contar con alguien con quien puedes hablar sobre tus problemas y saber que te entienden completamente.
Y no estás solo
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